Cómo lidiar con el síndrome posvacacional

Cómo lidiar con el síndrome posvacacional

Es lunes, llegas al trabajo tras un par de semanas de vacaciones, mientras te preparas el café suspiras al pensar en lo que te espera, sientes desmotivación y cansancio, piensas que no tendrás fuerzas para afrontar la rutina de nuevo. El síndrome posvacacional es más común de lo que parece, y es que salir de la rutina es más fácil que volver a ella. En este post os explico en qué consiste y os propongo varios trucos para lidiar con este fenómeno.

¿Por qué se da el síndrome posvacacional?

En nuestra vida ordinaria, toda nuestra actividad la organizamos en una rutina que nos ayuda a ser más eficaces y que se acompasa con nuestros biorritmos. Nuestras motivaciones actúan como palanca para ponernos en marcha y afrontar las dificultades. Todas estas rutinas se alteran en vacaciones: la actividad matutina desciende y se dan periodos prolongados de descanso después de comer, incrementamos nuestra actividad nocturna por lo que se retrasa la hora de levantarse, en definitiva, las rutinas suelen ser más caóticas, no solo en los horarios sino también en lo que comemos y bebemos. Todo esto afecta a nuestros biorritmos, por lo que la vuelta a la vida ordinaria supone un auténtico choque que requiere un periodo de adaptación. ¿Cómo lidiar con el síndrome posvacacional?

Factores que influyen en una mala adaptación

  • No haber dejado tiempo para esta adaptación, es decir, incorporación al trabajo inmediatamente después de haber llegado de vacaciones
  • Vacaciones largas y muy intensas con poco descanso
  • Focalización en exceso en lo vivido, idealizando la vivencia y olvidando las experiencias no tan buenas o incluso un poco aburridas
  • Contemplación con pereza los planes de futuro
  • Pensamientos sobre lo mucho que falta para poder volver a disfrutar de vacaciones

Características del síndrome posvacacional

Las personas que sufren este síndrome pueden experimentar cansancio, irritabilidad, baja productividad y falta de motivación. También pueden darse problemas de insomnio nocturno acompañado de somnolencia durante el día, y capacidad de concentración baja.

Trucos para lidiar con el síndrome posvacacional

El mejor remedio es, como siempre, la prevención. En el post sobre la necesidad de tener vacaciones hablamos de que es mejor tener muchas vacaciones y cortas, que pocas y largas. No obstante, las demandas del trabajo, hacer coincidir vacaciones de los niños, de la pareja, etc. nos obliga a coger un periodo largo, pero recordad que cuanto más largo es el periodo, más trabajo nos costará reengancharnos a las rutinas. Os propongo algunos trucos:

  • Date un intervalo de un día o dos entre el fin de las vacaciones e inicio de trabajo
  • Continua con aficiones que te han gustado en las vacaciones (pasear, pescar, tenis, nadar, cocinar, etc.)
  • Retoma hábitos saludables: ejercicio, comida sana, acostarse misma hora
  • Ordena tu mesa de trabajo evitando pilas de papeles y organiza tu bandeja de correo. Dedica un tiempo para organizar la agenda, así conseguirás que las cuestiones no se entremezclen y que sientas tranquilidad sobre que no hay nada que se escapa, piensa que todo tendrá su momento
  • Aprovecha para identificar los momentos que menos disfrutas de tu rutina y busca reemplazarlos por hábitos alternativos
  • Potencia esos momentos que disfrutes del trabajo (reconectar con compañeros…)
  • Visualiza tu mejor yo en el trabajo, piensa en aquellos momentos que las cosas te salieron muy bien y cómo te sentiste de satisfecho
  • Llena tu agenda con planes (cine con amigos…), que estés de vuelta no significa que ya no puedas divertirte
  • Tómate un tiempo para valorar situaciones cotidianas. Se suele dejar de valorar lo cotidiano por el hecho de estar siempre presente en nuestra vida. Por ejemplo: comodidad colchón, tener un armario lleno de ropa en vez de una maleta, en definitiva, la comodidad de estar en casa.

Cuando la afectación es muy importante puede presentarse sensación de desidia y hastío e incluso angustia o dificultad para tomar decisiones que pueden llevar a un cuadro de depresión y agresividad. Un síntoma muy característico es una incapacidad para planificar la agenda, actividad retardada que provoca una bola de nieve, pues al trabajo pendiente se une a la falta de efectividad en el presente. Todo esto puede llevar a un incremento de irritabilidad y deterioro de las relaciones sociales y laborales. Si esto ocurre, recomiendo que se acuda a un psicólogo, te enseñará a afrontar la situación de una forma diferente.

Blanca Alcanda, Gabinete de Psicología.

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