¿Son las vacaciones necesarias o solo un capricho?

¿Son las vacaciones necesarias o solo un capricho?

Parece que cuando se acercan las vacaciones tenemos la sensación de que ya no podemos más, no vemos la hora de hacer las maletas y salir corriendo, salivamos pensando en la primera cerveza o copa de vino o refresco de las vacaciones, nos vemos en el lugar elegido sonriendo y acompañados de nuestros seres queridos. ¿Es real que necesitamos vacaciones o es simplemente un aprendizaje que hemos asumido inducidos por la industria turística?

El efecto reparador psicológico de las vacaciones

El estrés continuado en el trabajo, cada vez más exigente y menos tolerante al error, provoca hiperactivación que, a corto plazo, puede sernos útil porque nos ayuda a concentrarnos, pero a largo, genera un agotamiento mental que provoca irritabilidad, falta de atención y poca creatividad. Lo cierto es que existe una necesidad psicobiológica de desactivar.

El trabajo provoca preocupaciones que no son más que un método para buscar soluciones, pero cuando estamos cansados, en vez de ser una buena estrategia, las preocupaciones se pueden convertir en rumiaciones, que además de agotadoras, provocan una visión negativa de lo que acontece. Cuando estamos en este punto, necesitamos un chute hormonal: Endorfinas, dopamina y serotonina. Estas hormonas se generan cuando descansamos y disfrutamos, ahuyentan los pensamientos negativos y nos hace tomar perspectiva, valorando no solo lo malo sino también lo bueno. 

Dicho en otras palabras, es necesario desactivarnos para reparar y recuperar nuestro cerebro, para ello necesitamos las hormonas que se segregan cuando disfrutamos de unas buenas vacaciones.

¿Cómo desactivamos el cerebro?

El secreto está en desconectar, hacer una actividad con la que disfrutemos y descansar. Esto contribuirá al bienestar y recargará la energía perdida. Pero ¿Qué significa desconectar?

Desconectar se refiere en centrarnos en el presente, en el aquí y en el ahora, disfrutando de las pequeñas cosas y mirando la vida con aceptación.

No solo hay que desconectar del trabajo, sino también de la rutina que imponemos en las relaciones familiares. Debemos encontrar un momento para relacionarnos desde la diversión y el ocio, y menos desde las obligaciones diarias. Buscar momentos para relaciones bilaterales en vez de relaciones constantes con todos a la vez, puede ser muy bueno para aflojar tensiones. 

En definitiva, los humanos tenemos una necesidad psicosocial de relación familiar de ocio y de dirigirnos a proyectos que nos resultan valiosos. Además, desactivar el cerebro y poner el foco en otras actividades, nos hace tomar perspectiva y despierta la creatividad.

Cuidado con los excesos

Las vacaciones no tienen por qué implicar un gasto enorme, de hecho, si gastamos demasiado nos llevará a un estrés postvacacional por la preocupación económica, pero sí deben romper las rutinas, quedarnos en casa haciendo todo eso que no pudimos hacer, ordenar o limpiar la casa a fondo, arreglar el garaje o trastero, ordenar fotos o armarios, hacer el papeleo pendiente, redecorar una habitación, etc. es contraproducente, porque no cumple la función de “desactivar” que tienen las vacaciones.

¿Muchas vacaciones cortas o pocas y largas?

Desde luego lo mejor son muchas vacaciones y largas, pero desafortunadamente esto no es posible, hay que elegir. Por ello lo más recomendable es tener varios periodos vacacionales cortos que uno solo, aunque este sea muy largo. La explicación es que las vacaciones cortas nos ayudan a desactivarnos varias veces a lo largo del año. Es cierto que un periodo largo nos hace desconectar mejor, pero no es menos cierto, que la reincorporación a la rutina diaria se hace más dura, se produce un exceso de desconexión y nos resulta desolador pensar que tardaremos un año en volver a disfrutar de un descanso. Mi recomendación es tener un periodo de descanso continuado de dos semanas y el resto repartirlo a lo largo del año.

Algunos consejos para reparar el cerebro en vacaciones:

• Busca actividades placenteras.

• Date pequeños premios como aquellas cosas que no te permites diariamente.

• Disfruta de la compañía de la familia teniendo una actitud relajada.

• Nada de madrugones con el objeto de aprovechar el día.

• Cambia el vestuario por ropa más cómoda y menos formal.

• No rellenes el día con multitud de actividades.

• Alivia la tensión física con actividad suave.

• Varía tus actividades cada día, no caigas en sustituir unas rutinas por otras. Las rutinas hacen que el tiempo pase más deprisa.

• No cometas excesos: físicos, económicos, alcohol o comida.

• No contar el tiempo que queda, disfruta el aquí y el ahora.

Por último, y no menos importante, desenchúfate del móvil. Estar permanentemente pendiente del Whatsapp o mirar mensajes del trabajo o de responder los mails, en contra de lo que puedas pensar, no te ni te quita tarea para el futuro ni te hace mejor profesional, te interrumpe la misión principal de tus vacaciones, recuperar la creatividad y desactivarte.

Blanca Alcanda, Gabinete de Psicología.

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