No quieren dejar de vivir, quieren dejar de sufrir
La triste noticia de la muerte de Verónica Forqué pone de relieve lo poco que se sabe del suicidio y la increíble cifra de muertes que se producen por esta causa. Solo en España más de 10 muertes diarias. Esta cifra se estima infradimensionada ya que no se incluyen los accidentes de tráfico autoprovocados. Según datos de la policía hablamos del 5% del total de los accidentes. Tampoco incluye los intentos de suicidio no consumados, pero que dejan secuelas, en muchos casos gravísimas.
A pesar de las dramáticas repercusiones para la persona que se suicida y su familia, esta cuestión no recibe la atención que se da a otros problemas de salud. Parece que la salud mental no es importante, cuando puede ser mucho más dolorosa e incapacitante que la enfermedad física.
Desafortunadamente los problemas de salud mental en general y el suicidio en particular, siguen siendo tabú. Además, se tiene la falsa impresión de que si hablamos de suicidio, otras personas se puedan ver inducidas a tener conductas suicidas. Una idea en contra de la opinión de la comunidad científica.
Los detalles escabrosos sobre las circunstancias que rodearon al suicidio de Verónica, no contribuyen y, daña a sus familiares y seres queridos. Desde aquí apelo a la responsabilidad de los medios de comunicación para que comuniquen de forma responsable y documentada.
Todos nos podemos ver desbordados por una situación complicada, no siempre el suicidio está supeditado a tener enfermedad mental.
Si estás leyendo este artículo y te asaltan ideas de suicidio, busca alguien de confianza y cuéntalo, ya verás como se rebaja la tensión. Piensa que el suicidio es una solución definitiva a un problema, que en muchos casos, es transitorio.
Blanca Alcanda, Gabinete de Psicología.
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