No me gusta la expresión “salir del armario”
¿De verdad que no podemos nombrar de otra forma lo que conocemos como “salir del armario”? No me gusta porque, además de ser un eufemismo poco acertado, la expresión en sí misma ya lleva implícita que la homosexualidad es una anormalidad, confundiendo lo común con lo normal. Decía George Orwell que si uno quiere guardar un secreto debe ocultárselo también a sí mismo. Debe saber que está ahí, pero no dejarlo emerger a la conciencia de modo alguno.
Históricamente, han existido atracciones erótico-afectivas entre personas del mismo sexo. La sociedad ha intentado invisibilizar y castigar la homosexualidad como un acto denigrante, antinatural y no conforme a las normas de rol de género. Un rol inexistente que solo está en el imaginario de diversas culturas.
Algunas personas tienen la ridícula idea de que la homosexualidad lleva asociadas conductas sexuales impropias, como por ejemplo, impulsos incontrolables, o la rocambolesca creencia de que, a los homosexuales, les atraen todas las personas de su mismo sexo sin excepción. Por ello, muchas personas heterosexuales temen estar solas con personas de su mismo sexo en la interpretación de que son objeto de deseo.
Muchos gais y lesbianas tienen miedo, rechazo e insatisfacción hacia su propia orientación sexual. Desde su nacimiento crecen y se desarrollan en una sociedad heterosexista e interiorizan en sus vidas las normas e ideales de este sistema. A causa de esto, tienen conflictos internos por la incongruencia entre sus normas y su verdadera orientación sexual.
¿Qué es la homofobia interiorizada?
La crítica, la no aceptación en su entorno, la falsa convicción de que se trata de un trastorno que se puede “curar”, lleva a producir lo que se conoce como homofobia interiorizada que es una forma de rechazo de forma consciente o inconsciente a la propia sexualidad. La culpa es unas de las emociones que más persisten este fenómeno, se culpabilizan por el hecho de ser homosexuales y aceptan las conductas homofóbicas recibidas como un castigo adecuado.
Un factor muy relevante es la sobreprotección malinterpretada por parte de los padres. En muchos casos consideran que es mejor reprimir la sexualidad de su hijo a permitir que lleve una vida homosexual, tienen miedo a la discriminación que sufrirán sus hijos. Sin embargo, es mucho peor para una persona, sobre todo en las primeras etapas de vida, hacerle sentir que no es la persona que sus padres quieren, que enfrentarse a la discriminación de terceros.
Todas estas circunstancias llevan a algunas personas homosexuales a tener inseguridad, vergüenza y a sentirse ridículo. Indudablemente estos son factores de vulnerabilidad que afectan a la autoestima, son caldo de cultivo de psicopatologías y que en definitiva, influye en la felicidad.
Las personas que sufren homofobia interiorizada, además desarrollan mecanismos de hostilidad en contra de cualquier conducta que muestre homosexualidad con el fin de rechazar sus propios deseos, es la llamada “plumofobia”, ya que alegan que es ridículo darse besos en la calle, tener gestos o vestirse de determinada forma. Yo tenía un paciente que me decía “Me limaron tanto en mi casa y en el colegio para no parecer homosexual que ahora no sé cómo sería yo en realidad, si me hubiesen dejado ser yo mismo”.
El heterosexismo, factor determinante en la interiorización de la homofobia
La homofobia interiorizada puede convertirse en un obstáculo para que las personas de orientación no heterosexual revelen públicamente su orientación sexual, ya que este hecho representa afrontar y recibir cualquier tipo de discriminación, opresión y hostilidad de una sociedad heterosexista. De esta forma, el heterosexismo es factor determinante en la interiorización de la homofobia.
Está claro que ser homosexual se convierte en un factor sumamente estresante. Existen muchas variables que determinan que la revelación de la homosexualidad es un proceso difícil. Sin embargo, será una decisión liberadora y con repercusiones menos importantes de lo que a priori se piensa.
No me gusta la expresión “salir del armario”. Yo propongo empezar a cambiar las cosas, cambiando la expresión “salir del armario”. No sé si es la más acertada, pero se me ocurre “revelar la homosexualidad”. Se ajusta mejor al proceso que tienen que pasar los homosexuales para poder llevar una vida sexo-afectiva con normalidad.
Si crees que tienes homofobia interiorizada, y no sabes cómo o no te atreves a revelar tu homosexualidad, a aceptarte y a quererte tal y como eres, puedes acudir a un profesional de la psicología. Te ayudará a encontrar tu propio camino. Yo trabajo en este campo, si necesitas ayuda puedes contar conmigo.
Blanca Alcanda, Gabinete de Psicología.
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