Cómo gestionar las emociones

Cómo gestionar las emociones

La emoción es la reacción psicofisiológica instintiva que experimenta una persona ante determinados acontecimientos. Su función es dar una respuesta rápida a una situación sin tener que evaluarla detenidamente, es un legado de nuestros antepasados para reaccionar ante un medio peligroso donde el tiempo de reacción era vital. La buena noticia es que, aunque sea instintiva e impulsiva, se puede gestionar. En el post de hoy conocerán cómo gestionar las emociones.

¿Qué ocurre a nivel cerebral?

Nuestro cerebro está dividido en dos partes, el lóbulo izquierdo es el racional y el derecho el emocional. Habitualmente la mente racional y emocional van acompasadas, pero a veces, determinadas situaciones conectan con algo que está almacenado en nuestra memoria que nos pone en alerta, seguramente fruto de nuestra historia de aprendizaje. En esos casos, toma el control el sistema límbico, concretamente la amígdala, neutralizando nuestro lóbulo izquierdo. Esto nos induce a tener comportamientos irracionales como gritar, insultar o agredir, que son reacciones ancestrales en situaciones de ataque, pero que no son adaptativas en nuestros tiempos. Por eso es tan importante aprender a gestionar nuestras emociones. 

Las emociones pueden ser positivas o negativas y aunque unas son más agradables que otras, es conveniente escucharlas todas porque nos están indicando que hay algo que atender. Todas las emociones son útiles si tienen una función adaptativa, por ejemplo, el miedo nos puede ayudar a ser más precavidos, en determinadas situaciones esto es bueno, pero cuando se produce una disonancia centre las emociones y los pensamientos, nos indica que algo va mal. Por otra parte, hay que diferenciar entre sentimientos y emociones; los sentimientos son la interpretación que damos a las emociones. Las emociones se vuelven sentimientos cuando las ponemos en palabras.

¿Para qué sirven las emociones?

Las emociones nos ayudan a codificar la información, el recuerdo de las situaciones está vinculado a la intensidad de la emoción vivida y a su valencia (positiva o negativa), recordando más y mejor aquellas situaciones vinculadas a emociones agradables. Como decía Jorge Manrique en sus coplas “cualquier tiempo pasado fue mejor”. No obstante, nuestro estado de ánimo también influye, si estamos alegres recordaremos más las situaciones que nos generaron emociones positivas y si estamos tristes, las que nos generaron emociones negativas.

¿Cuáles son los pilares fundamentales de la gestión emocional?

No se puede evitar sentir emociones porque estamos programados genéticamente para ello, es un mecanismo de supervivencia. Por eso no podemos pretender gestionarlas a base de fuerza de voluntad, sino que tenemos que aprender a detectar cuando se está disparando una emoción y actuar antes de que nos domine, porque cuando eso ocurre, ya no hay marcha atrás o es verdaderamente difícil.

Algunas recomendaciones para gestionar emociones

1.- Reconocer y entender nuestras emociones para saber qué es lo que las provoca. Esto se consigue observándolas e identificándolas y conectándolas con nuestro pasado.

2.- Saber cuando está emergiendo una emoción y actuar a tiempo. Cuando identificamos los primeros indicios de que vamos a experimentar una emoción que puede disparar un comportamiento no deseado, tenemos la capacidad de decidir como vamos a responder los siguientes segundos. Ese es el momento de actuar propiciando que la mente lógica tome el control. Una recomendación es respirar lentamente contando del 1 al 5 y dejar que el cuerpo estabilice el latido cardiaco y el lóbulo izquierdo empiece a hacer su trabajo

3.- Ser consciente de que la gratificación será retardada, es decir, no obtendremos nuestra recompensa en el momento, sino que tendremos beneficios mayores y más apetecibles en el futuro. La explosión emocional nos da gratificación inmediata porque elimina el malestar momentáneo, pero nos ocasiona problemas en el futuro. Mi recomendación es aguantar la ansiedad hasta que se pase. Después podremos tomar decisiones y acciones más acertadas acordes con nuestros objetivos y valores

4.- Reconocer las emociones de los demás (empatía), ser capaz de valorar otros puntos de vista y aceptar las críticas como una oportunidad de mejorar y de poderlas rebatir.

5.- Administrar las relaciones con los demás practicando la asertividad

¿Qué emociones nos afectan negativamente?

Ira: Si no la gestionamos adecuadamente va en aumento. Mi recomendación es realizar una respuesta incompatible. Por ejemplo, irse del lugar donde están sucediendo los hechos o pensar en otra cosa utilizando la distracción

Miedo: La imaginación nos juega malas pasadas, nos solemos poner en lo peor. Cuando experimentemos esta emoción, propongo que nos hagamos esta preguntas “¿qué es lo peor que puede suceder en esta situación?, ¿cómo afectaría a mi futuro dentro de cinco años?”, esto ayudará a relativizar las consecuencias. Si las analizamos con una mirada a largo plazo, no suelen ser tan catastróficas como la emoción nos está sugiriendo

Tristeza: Realizar actividades que nos resulten gratificantes puede ayudarnos a gestionar esta emoción, quedarse agazapados no nos ayuda a salir sino más bien al contrario, nos incita a la inacción y a la no resolución de los problemas

 ¿Qué emociones debemos cultivar? 

Hay emociones positivas que nos ayudan a alcanzar el bienestar, como por ejemplo, el amor, el optimismo y la esperanza. Está demostrado que las personas que ejercitan estas emociones tienen mejores resultados y gozan de mejor salud que las que alimentan el pesimismo y se instalan en la desesperanza.  Debemos cultivar el amor, el optimismo y la esperanza porque nos ayudarán a ver la vida con otras gafas.

Si crees que las emociones te dominan, no sabes gestionar las emociones y eso te hace sentirte mal, en el Gabinete de Psicología Blanca Alcanda podemos ayudarte. No dudes en contactar conmigo.

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