Catástrofes Naturales y Salud Mental
Los incendios recientes y su efecto emocional
Este verano 2025 estamos viviendo una crisis crónica de incendios forestales en España. Comunidades como Galicia, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha se ven afectadas por fuegos de “sexta generación” —extremadamente violentos, imprevisibles y exacerbados por la ola de calor y fuertes vientos—, con más de 25.000 hectáreas ya arrasadas este año. Algunos han causado muertes y miles de evacuaciones.
Los incendios en zonas como Chandrexa de Queixa en Galicia han devastado más de 3.000 hectáreas, mientras que en Cataluña, en Torrefeta, se quemaron más de 5.500 hectáreas, provocando confinamientos y fallecimientos.En León y Zamora, más de 8.000 personas debieron ser realojadas en espacios deportivos y colegios durante el fuego en Molezuelas y Las Médulas, declarado incluso como “terrorismo medioambiental” por su devastación.En Tarifa, incendios causaron evacuaciones masivas, incluido el cierre de zonas turísticas enteras.
Impactos psicológicos: más allá de la pérdida material
Trauma directo
La exposición a incendios forestales puede desencadenar cuadros de estrés agudo, ansiedad, hasta trastorno de estrés postraumático (TEPT) para quienes han sufrido evacuaciones, amenazas directas o pérdidas.
Impacto del humo
El humo no solo daña los pulmones; también afecta el bienestar emocional: estudios muestran que la exposición a partículas finas (PM2.5) agrava la depresión, la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo, especialmente entre mujeres, niños y colectivos más vulnerables.
Efectos físicos y mentales indirectos
La contaminación impacta la concentración, la memoria y puede asociarse con deterioro cognitivo. La salud física comprometida también afecta al bienestar emocional.
Presión social y ecoansiedad
Incluso quienes no se ven afectados directamente por el fuego pueden experimentar angustia ecológica: una preocupación persistente por la sostenibilidad del planeta y el futuro que genera malestar emocional.
Estrategias para mitigar el impacto emocional
- Intervención temprana y comunitaria
Entre 5 y 6 días tras un incendio, se registran picos en el uso de servicios de salud mental. Atención inmediata a cólera, insomnio, crisis de ansiedad o depresión puede prevenir secuelas a largo plazo. - Apoyo emocional en los albergues
La logística no es el mayor desafío: es sostener emocionalmente a quienes han sido desplazados. Abordar la incertidumbre, el duelo y el miedo es fundamental. - Espacios de contención y escucha
Crear entornos seguros, tanto físicos como emocionales, ayuda a aliviar el estrés y reconstruir el sentido de seguridad. - Inclusión en perspectiva de género y justicia social
Reconocer que mujeres, niñas, población migrante o con menos recursos corren mayor riesgo y requieren accesibilidad prioritaria a atención psicológica. - Fomentar la resiliencia comunitaria
Unir esfuerzos valientes, fomentar redes solidarias y cuidar la esperanza colectiva son tan esenciales como apagar el fuego.
Reflexión final
En situaciones extremas como estos incendios devastadores, los daños más profundos no siempre se ven: son los que habitan en la mente y el corazón. Reconocer que la salud mental también se prende fuego, y priorizar su atención, es tan urgente como apagar las llamas.